Ari ve cómo sus padres se enamoran mientras ella inicia una relación secreta con Neil Cameron, un hombre mayor que resulta ser el primer vampiro que se presenta a presidente de los Estados Unidos. El amor, según aprende, requiere negociaciones delicadas entre el recuerdo y el deseo.
Entretanto, las sectas vampíricas están en guerra… y una guerra entre vampiros no se libra con armas, sino con el poder de la mente. Mientras los Sanguinistas abogan por una coexistencia pacífica con los humano y por la no intervención en los asuntos de los mortales, los Nebulistas están a favor de la alteración genética y el control psicológico de la población humana. Los Colonialistas tratan a los mortales como a ganado, pero se han aliado con los Nebulistas en esta lucha.
Mientras los Nebulistas comienzan a utilizar los teléfonos móviles, el Facebook, el Twitter y otros tipos de redes sociales para localizar y manipular humanos, Ari toma dolorosa conciencia de que es objeto de gran interés para ellos. Y se sorprende jugando un papel en sus planes que tiene consecuencias devastadoras para humanos y vampiros éticos por igual.